¿Cuántas veces te he dicho que el amor es el motor que mueve el mundo? Muchas, ¿verdad? El amor es esa fuerza mágicamente infinita, que todo lo puede y que todo lo alcanza. Es esa energía que mueve montañas y que hace que la vida sea más sencilla.
Cuando estamos trabajando desde el amor, las cosas fluyen. Mirarnos al espejo y decirnos lo mucho que nos amamos realza nuestra alma y la hace brillar. Vivir desde la plenitud del amor nos ayuda a conectarnos y a disfrutar de la vida desde nuestro propósito.
Amarte a ti por encima de todo está muy bien, la vida es sencilla, ¿para qué complicarla?
¿Te gustan los retos? ¿Qué te parece si planteamos uno tu y yo? Cada mañana al despertarte tu misión es amar cada centímetro de cuerpo y de tu alma. Reconoce tus patrones y aprende aceptar los cambios con amor. Para que el universo atraiga lo que anhelamos necesitamos pensar y sentir desde el amor.
Sal afuera y aunque te suene loco, abraza un árbol o si prefieres tirarte en la arena y siente como el mundo se mueve. Tu instante es aquí y ahora, eso es lo que cuenta, lo que vale y lo es todo. No pierdas tu tiempo pensando cosas negativas.