Cuando la gente escucha la palabra yoga, por lo general piensa en las posturas o asanas físicos, sin embargo, el yoga ofrece mucho más que una manera de ejercitar el cuerpo; también nos ayuda a experimentar el bienestar emocional y conectar con nuestro ser esencial.
Cuando la gente escucha la palabra yoga, por lo general piensa en las posturas o asanas físicos, que ofrecen tantos beneficios profundos para la flexibilidad, fuerza, y equilibrio de nuestro cuerpo. Incluso si el yoga sólo mejorara la condición física, el tiempo empleado en la práctica sería plenamente justificado, sin embargo, el yoga ofrece mucho más que una manera de ejercitar el cuerpo; también nos ayuda a experimentar el bienestar emocional y conectar con nuestro ser esencial.
El yoga es una tradición de sabiduría que tiene 5.000 años de antigüedad y que nos ayuda a pasar de la constricción a la expansión, del miedo al amor, y de la separación a la unidad. En su esencia, el yoga significa unión – la unión de cuerpo, mente y alma; la unión del ego y el espíritu; la unión de lo mundano y lo divino.
La intención de las prácticas de yoga basadas en la conciencia, como las siete leyes espirituales del yoga, es integrar y equilibrar todas las capas de nuestra vida para que nuestro cuerpo, mente, corazón, intelecto y espíritu fluya en armonía. A medida que expandimos nuestra conciencia a través de la práctica del yoga, nos volvemos más capaces de percibir la riqueza que ofrece la vida.
Con el tiempo, el yoga se convierte en algo que vivimos, no sólo algo que “practicamos”. Las presiones inevitables de la vida tienen un menor impacto en nosotros a medida que respondemos de una manera más consciente. Al volvernos equilibrados y armónicos, nuestras interacciones con las personas y las situaciones se vuelven más deliberadas, calmadas y relajadas. Traemos unión y armonía a cada encuentro, así se trate de un encuentro al azar en la calle, una charla con nuestro hijo, o una reunión familiar. Cuando nuestro mundo interior comienza a cambiar, nuestro mundo externo cambia para reflejar nuestra nueva perspectiva.
Aquí están algunas sugerencias para cultivar la conciencia atenta o yóguica en tu vida:
1. La práctica diaria de yoga
Establece una práctica regular del yoga. Ten en cuenta que es más poderoso practicar cada día durante diez a veinte minutos que hacer sesiones mucho más extensas sólo una o dos veces por semana. Si nunca intentaste yoga, explora una variedad de estilos y maestros para encontrar uno que se ajuste a tus propias necesidades. Si practicas en tu casa, crea un espacio sagrado para ti: Encuentra un momento en que no seas interrumpido/a, apaga el teléfono, y muévete a través de tu práctica, centrándote en la inhalación y la exhalación de cada respiración. Es posible que desees explorar las prácticas en el libro “Las siete leyes espirituales del Yoga.”
2. La meditación
El yoga y la meditación son dos prácticas complementarias con el mismo propósito: experimentar la unión de cuerpo, mente y espíritu. La meditación ayuda a ir más allá del tránsito ocupado de pensamientos en la mente a la quietud y el silencio de la conciencia pura. En el Chopra Center ofrecemos instrucción en una práctica sencilla pero potente llamada meditación con sonido primordial (puedes localizar a un profesor en tu área visitando choprateachers.com.) También estás invitado a participar en nuestros Retos de Meditación de 21 días. Recibirás una meditación guiada todos los días y varias herramientas y técnicas que puedes utilizar para profundizar en tu práctica. Puedes practicar la meditación en este momento cerrando los ojos y observando la entrada y salida de la respiración durante unos minutos. Si surgen pensamientos, simplemente déjalos ir y vuelve tu atención a la respiración. Una de las cosas más importantes a tener en cuenta acerca de la meditación es que no estamos tratando de deshacernos de los pensamientos – sólo estamos tomando conciencia de ellos, dejándolos ir, y volviendo al espacio silencioso. Se amable contigo mismo y no juzgues tu práctica de meditación. Prueba esta práctica durante unos minutos cada día, y extiéndela gradualmente con el tiempo.
3. Practica el no juzgar
Al comienzo del día, di a ti mismo, hoy no juzgaré nada de lo que ocurra. Durante todo el día, recuerda esta declaración cada vez que te encuentres juzgando. El juicio viene de la necesidad del ego de controlar y se basa en el miedo. Tu verdadero Ser es completamente libre de estas cosas, porque reconoce que todo el mundo es el mismo espíritu con diferentes disfraces.
4. Encontrar compasión en el camino
Conducir es un excelente laboratorio para desarrollar la auto-conciencia – y un lugar ideal para cultivar la ecuanimidad y la calma. Antes de iniciar el coche, dale a tu cuerpo un buen estiramiento a cada lado y establece tu intención para un tranquilo viaje, seguro. A medida que circulas, relaja tu sujeción del volante. Maten tu lengua en el punto de fuego (localizado en el techo de la boca, justo entre tus dos dientes delanteros superiores) para mantener tu mandíbula relajada. Hazte consciente de las situaciones que te hacen sentir frustrado, como ser el tráfico lento o alguien que te interrumpe. Cuando se te presenten estas situaciones, fíjate si puedes centrar tu atención en la respiración y poner tu conciencia en tu corazón, dejando de lado la historia que te estás contando a ti mismo del “estúpido” del otro coche. Los yoguis avanzados pueden practicar sentir compasión por los otros conductores también. Puedes repetir en silencio, «Igual que yo, quieren sentirse felices, pacíficos y amados».
5. Cultiva la práctica de ser testigo de tu conciencia.
Durante todo el día, practica cambiar al modo de conciencia en el cual eres testigo. Dirige tu atención al testigo silencioso dentro – tu alma – y ten tiempo para estar en comunión con la inteligencia en todos los seres vivos. Escucha el estruendo de las olas del mar, observa la sonrisa de un ser querido, o un hermoso amanecer. Establecido en la paz de tu silencio interior, experimentarás la alegría y el respeto por la naturaleza y la vida en todas sus manifestaciones.
Cualquier razón para la práctica de yoga es una buena razón. Mejorar el equilibrio mente-cuerpo y liberar el estrés son un propósito tan noble para realizar el yoga como el despertar de la espiritualidad. Este es el gran regalo de la yoga que sirve y alimenta a todos los niveles de nuestro ser, y de forma espontánea contribuye a un mayor bienestar en todos los ámbitos de la vida. El yoga te ayudará a descubrir los regalos dentro de ti mismo que han permanecido sin abrir desde la infancia – los dones de la paz, la armonía, la risa y el amor.