Integrar la meditación en mi vida representó un gran cambio, puedo decir que fue un antes y un después.
Llegué a la meditación a través del yoga, al principio, como a casi todos, me costó integrarla como un hábito firme.
Diferenten fases de un mismo proceso
Pasé por fases diversas en el proceso, en un tiempo se me hizo cuesta arriba relajarme, en otro aquietar la mente, en otro hacerlo un hábito diario, pero fui persistente porque notaba algo: los día que hacía yoga y meditación me sentía más quieta y parecía que todo tomaba orden.
A medida que la meditación se hacia más presente y firme en mi vida, sentía más amor, confianza, paz, compasión y consciencia.
Mis retos diarios, si bien no se diluyeron, no me resultaban tan impactantes, los cambios y transformaciones que me tocaba vivir los tomaba con más confianza, amor y consciencia.
Mi secreto para integrar la meditación diaria
A lo largo del camino de integrar la meditación en mi vida, han pasado muchas cosas, he experimentado muchos tipos de meditación, pero poco a poco fui construyendo un estilo de meditación personal.
Me di cuenta de que una de las cosas que hizo posible que la meditación se hiciera parte de mi vida de forma habitual, fue descubrir “un estilo propio”.
Aprendí muchas técnicas, experimenté muchos caminos, al final fue la simpleza de mi propia conexión conmigo misma la que me permitió hacer de la meditación un hábito.
Beneficios de la meditación habitual
Cuando meditas habitualmente comienza a suceder que entras en un proceso de acuto observación y auto conocimiento que te permite ir más allá de lo evidente.
Es cierto que meditar te otorga paz, calma, quietud interior, que te ayuda a gestionar mejor tus emociones, que te hace darte cuenta, a dejar de pensar y actuar impulsivamente.
Pero eso apenas son consecuencias positivas de meditar, lo más importante es que te hace capaz de darte cuenta de que eres mucho más que tu mente, tus emociones y tu cuerpo, comienzas a sentir el despertar de la consciencia, y ese camino una vez iniciado no tiene fin.
Una acción de reconexión
Vale la pena dedicar tiempo a no hacer nada, a silenciarnos, a detenernos y permitirnos entrar en una brecha de comunicación con la esencia de dónde venimos.
Esa conexión nos despierta, nos nutre, nos calma y nos abre el corazón guiándonos hacia los verdaderos propósitos de esta existencia.
Patricia Chalbaud
Master Yoga & Meditación Chandrika