La meditación tiene tantas ventajas que se ha vuelto más popular que nunca. La salud, el bienestar y los procesos mentales mejoran con la meditación y, con el tiempo, los beneficios aumentan de manera continua. Si la meditación funciona tan bien de manera aislada, imagina el poder que tiene en un grupo. Podría acelerar y expandir todo. Vamos a explorar sus posibilidades.
En un sentido más práctico, la meditación grupal refuerza tu deseo de que se convierta en una práctica cotidiana. Todos tenemos vidas ajetreadas, e incluso las mejores intenciones de meditar se quedan en intenciones. Unirte a un grupo puede hacer que te comprometas más con tu práctica. Pero un grupo también puede representar un estilo de vida de la meditación que inspire a cada uno de sus miembros.
El estilo de vida de la meditación
En la tradición espiritual de la India, este estilo de vida se ha condensado en tres palabras que provienen del sánscrito, cada una comienza con la letra “s”.
Seva: servir sin pensar en uno mismo. En el servicio, tus acciones no dañan a nadie y son benéficas para todos. Diseminas la influencia de la paz que tú mismo has descubierto en la meditación.
Simran: remembranza. En la meditación te pones en contacto con tu fuente, el verdadero yo, por ello recuerdas quién eres realmente. A medida que aprendes más sobre tu verdadera naturaleza, el propósito por el que estás aquí se fortalece.
Satsang: comunión con los demás e intercambio de conocimientos. Quieres pertenecer a la comunidad de paz y sabiduría, y este es un deseo que compartes con otros que piensan como tú.
Estas tres palabras que empiezan con “s” describen la vida ideal de cualquier persona espiritual. Pero otra cosa igual de importante es que desbloquean un poder que el materialismo no puede derrotar, al igual que una piedra no puede derrotar a la lluvia aunque una es dura y la otra es suave, o como un árbol no puede derrotar al viento aunque uno es sólido y el otro invisible. El poder puede sonar abstracto, pero la satisfacción no lo es. Cada una de estas palabras con “s” te da una satisfacción que se construye a partir de tu práctica de meditación cuando comienzas a compartir sus frutos.
Seva te da la dicha de saber que tus acciones diarias sustentan la vida. Te vuelves parte de la evolución del planeta, no de su degradación. Vives en paz con tu conciencia porque has hecho tu deber de ser un representante de cada aspecto de la naturaleza, hasta el nivel más sagrado.
Simran te regala la satisfacción de las posibilidades expandidas. No estás limitado a ser un individuo perdido en un mar de humanidad. Encuentras tu yo verdadero y tu verdad auténtica. Se abre para ti y para el grupo un camino único hacia el dominio en un ámbito silencioso de la conciencia expandida.
Satsang te da la satisfacción de sentirte como pez en el agua en el mundo. El resto de la familia humana es parte de ti. Las generaciones más viejas y las más jóvenes ya no están separadas por una brecha, sino que trabajan juntas en aras de la visión de un mundo sin pobreza, ignorancia ni violencia.
Amplifica tu experiencia
Estos valores surgen de manera espontánea. No son intenciones ocultas que adoptas ni una ideología a la que debes adherirte. Incluso aunque la meditación es una práctica individual por naturaleza, el efecto resonante de hacer esta actividad en grupo hace que la meditación tenga una mayor profundidad personal y social.
En cada tradición de sabiduría, la meditación no sólo ha sido una forma de buscar conocimiento interior. Tiene el potencial de transformar el mundo. Durante varias décadas se ha investigado el poder de la meditación, y los resultados parecen validar lo que los antiguos sabios dijeron: que hay más paz cerca de los iluminados. Tal vez nosotros, en lo personal, no nos consideremos iluminados, pero el efecto grupal se multiplica con cada miembro del grupo.
Sin embargo, el efecto grupal únicamente es efectivo si los participantes sienten que han logrado algo más de lo que podrían hacer solos en casa. Por fortuna, los meditadores en grupos muchas veces nos dicen que se sienten menos solos y más conectados con los demás. Su práctica adquiere mayor profundidad, y llegan a un silencio más profundo del que experimentan en solitario.
Claro que vale la pena intentar encontrar un grupo de meditación cercano a ti o crear uno. Como la distinguida socióloga Margaret Mead dijo: “nunca dudes que un grupo pequeño de ciudadanos considerados y comprometidos puede cambiar el mundo; de hecho, es lo único que lo ha logrado”.
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Texto gracias a Deepak Chopra