Estamos en plena Era de Acuario, todo es compartido, todo se expande en unión a otros, no hay espacio para seguir manteniéndonos como individuos desconectados, pero paradójicamente es lo que más vemos en nuestras sociedades, gente desconectada de si misma, del entorno, de los otros, gente con el corazón cerrado, pegadas a un Smartphone, pasando el dedo infinitas veces, por fotos, líneas, sonidos, videos, que enseñan la vida de otros, que conectan con noticias, productos, personas ajenas que volvemos mas cercanas que los que tenemos al lado y que hacemos tan reales que anulan lo que tenemos en la realidad física.
Por los días de diciembre vi mucha gente desconectada del corazón propio, del corazón de los otros, (me pregunto aun de que manera se cerro mi corazón alguna vez para poder mirar esto) vi mucha gente que suplanta el vacío que se genera en Anahata con experiencias superficiales, comida, drogas, alcohol, trabajo, mascotas suplantando el amor, la lealtad y belleza de la amistad, las parejas, la familia, del cuerpo mismo, de la energía propia. Esto es una reflexión sobre la vida que vivimos en el presente y muchas veces lleva paso a paso y en silencio a una gran carrera que se transforma en ansiedad, depresión, soledad… en fin infelicidad.
Estamos viviendo con la energía de los tres primeros Chakras, Muladhara, Svadistana, Manipura, desequilibrada, y ante un flujo de energía vital deficiente, el Chakra del Corazón no puede abrirse, en condiciones idóneas en el Chakra Raíz habita la fuerza de la vida, la existencia misma sostenida por la energía Kundalini, es como el fuego con el que se cocina la vida, ese fuego calienta el poder del agua de Svadhistana el segundo Chakra donde se desarrolla el poder creativo y la capacidad de hacer con otros, la energía sexual poderosa, un vapor cálido se eleva desde Svadhistana hacia Manipura permitiéndonos conectar las emociones, la estima propia, reconocernos a nosotros mismos a través del otro, y ascender esa energía hacia Anahata el Chakra del Corazón, estableciendo lazos de amor incondicional, relaciones sanas, unión, sentido de pertenencia, compasión.
Sin embargo vivimos desde el miedo, desde el apego a lo material, desde lo superfluo, miedo a la perdida, al otro, a la muerte, a no ser suficientes, a no tener suficiente, no nos permitimos profundizar en nosotros mismos, mucho menos en el otro, traemos impresiones mentales del pasado, de la sociedad, de los otros, y la misma sociedad nos impulsa al sacrificio como medio de supervivencia, el Chakra Raíz trabaja pobremente, debilitado ademas por la ruptura del Chakra Sexual utilizado para drenar la energía, en lugar de atraerla para convertirla en creaciones que nos den felicidad. Luego el tercer Chakra Manipura, sobre- exaltado activando un ego arraigado que genera mucho movimiento mental, pensamiento repetitivo que muchas veces mantiene un estado de inconsciencia, el resultado es, que desde allí nada sube al corazón, que sin el fuego de la vida se va helando y cerrando sus puertas hasta que se eleve un poco mas la consciencia, con un corazón cerrado no solo no amamos, tampoco nos dejamos amar, con el corazón cerrado somos duros, poco compasivos, fríos, y distantes, nos cuidamos de todo aquello que implique profundizar, en alguna parte de si mismo.
Los seres humanos estamos hechos para sentir, para compartir, para crecer juntos, para estar unidos, despertarnos, amarnos, sentirnos es la conexión primaria, esta nos conecta primero con nuestro corazón, con el amor propio, por la vida, por cada una de nuestras experiencias, luego por los otros, es tiempo de salir de la zona cómoda, de lo que nos mantiene en solitario y abrirnos a la grandeza de unidad, hoy más que nunca resuena la frase “somos uno”
Estos son tiempos de abrir el corazón, expandir la energía, conectar con el entorno autenticamente, trabajando desde la unidad. Por eso es necesario mirarnos tal como somos, sin juicios, y permitir sanar la energía estancada en los Chakras inferiores, este trabajo lleva un camino de reconocimiento, aceptación, perdón, liberación y conexión… dar y recibir en armonía con la existencia, un camino que bien vale la pena recorrer. Esta es la manifestación de La Era de Acuario, unos a otros nos ayudamos a sanar, unos a otros servimos por un mismo fin.